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sostenidos por la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, prometió esta vida desde la eternidad, y ahora, a su debido tiempo, ha dado a conocer su mensaje por medio de la predicación que me ha sido confiada por mandato de Dios nuestro Salvador. A Tito, verdadero hijo en la fe común a los dos. Que Dios nuestro Padre y Jesucristo nuestro Salvador derramen su gracia y su paz sobre ti.

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